Thursday, April 27, 2006

Museo La Tertulia en OBREGÓN

Obregón en La Tertulia




Lola llama a Max y lo invita al garaje para que viera algo que tenia guardado desde hace tiempo, del que no sabía qué hacer con ello. Bajaron por unas escaleras angostas estilo mediterráneo de forma circular, el aire estaba fresco, a veces frío, una vez allí, Max giro rápidamente la cabeza como escaneando que tenia Lola guardado que fuera interesante; habían varios como carros con sobre todo, cajas y cajas, un closet gigantesco cerrado con candado... y nada más. Caminaron entre los dos carros cubiertos, y detrás del ultimo, algo cubierto con una lona azul turquesa, Lola le dice que era la consentida de su ex, y se inclina grácilmente a descubrirla, al tiempo que Max observaba como armonizaba su figura de bellamente con su cabellera y sus pies descalzos, pensó en algo rápido que le produjo electricidad por dentro. Antes de que los pensamientos de amor se le alborotaran en la mente o en el corazón, abre Lola lo encubierto y salta a la vista una esquiva Harley, con dos cabezas de 1000cc cada una, toda en negro mate, con incrustaciones de metales brillantes, en el tanque han dibujado un esqueleto en rojo que manejaba otra Harley, mira bien a la marca y ve Max que no es una Harley, es un prototipo hechizo en Cali, de nombre “Liber-Tod” y dentro de la “O” de tod, escrita en blanco una “A” como de Anarquía. Rines cromados, llanta trasera más ancha que la de un carro, no sobrelleva polvo por desuso, parece nueva y el cojín de puro cuero, mira a Lola, y ella que había estado todo el tiempo sonriéndole a la intimidad que sentía Max mientras observaba y tanteaba la motocicleta, suelta una expresión de... ¡vamos!, Max se sienta sobre la moto rápidamente, extiende sus brazos hacia el timón, y le dice: perfecta!, voltea a mirar a Lola otra vez, y le dice... “Nos vamos de boronda nena”, los ojos de Lola brillaron más de la cuenta, aplica un control remoto y se abre la puerta del garaje, está oscureciendo afuera, Max le da vida a la matraca y produce esta sonidos que son como música para sus oídos, se monta Lola de un salto y se coge a Max como si fuera el único pasaporte al infinito que existiera, la moto rueda dos pasos y luego de unos segundos de mas, mira el tanque por combustible, la señal de aceites, la batería... todo funciona como si estuvieran en una dimensión donde todo marcha y nada se daña ni se complica, da Max un giro para ver a Lola cuando ella se acerca a su cara y le da un beso en la mejilla como diciéndole, si, larguémonos de acá, gira Max lentamente el acelerador y salen por entre el empedrado de la entrada, voltea la cabeza Max a la izquierda como para ver si venían mas vehículos, pero todo estaba gris, no se observa nada, se siente como si estuvieran solos, no le presta mucha atención al detalle, sale Circunvalar abajo a toda, cientos de cenizas se abren a su paso, voltea Max a ver el horizonte, hay una humareda rojiza, piensa que es de los ingenios haciendo sus quemas escondidas para la “conservación” del medio ambiente... a los lados no hay más casas, la Circunvalar se ha vuelto como una calle solitaria y larguirucha hacia un destino desconocido. Sobre un montículo, Max decide hacer una parada después de cómo media hora de navegar por entre cosas invisibles, para la matraca y voltea a ver a Cali, no existe, no se levanta, le parecía como si el sueño de Lola se hubiese cumplido, o como si este los hubiera transportado, o… si tal vez aun dormía en casa de Lola y permanecía dentro del sueño de ella... pero como fuera, no le importaba, Cali, no le gustaba para nada: tenía una súper-moto, tanque lleno, nena nueva con pies descalzos y el pelo suelto, no parecía que necesitara ni casco ni chaleco con números, la pacha no llevaba placa, se acordó, vuelve su cabeza y gira el acelerador otra vez, esta vez, al fondo, los pistones truenan, y se marchan para siempre con Lola de un lugar que los intelectuales caleños quieren amar y removerlo con salsa de los 50’s para que sepa bueno, se engañaban, piensa Max, no es Cali ni la sombra de eso, es solo un centro de migraciones del pacifico, por culpa del abandono de la distribución de oportunidades del Estado en el campo, donde la pobreza ilegitima y los deseos empujan a sobrevivir y nada más, no hay una actividad cultural renacientemente ajustable al nuevo medio y menos apoyada por ningún ricachón, la mentalidad de cultura narco había dejado inflado el ego a todos, ricos y pobres, todo se refleja en su arquitectura y diseño urbano, que la deja complejamente desordenada, ruidosa, con áreas polutas en contaminación visual, y con un ejército de momias que luchaban por venderle cualquier cosa a cualquier bobo. Cali, había desaparecido para siempre y ahora solo existe un camino al frente rodeado de cenizas y un aparato que come cementos contrariados.

El sentir que le llega a Max desde el cuerpo que lo abrazaba pegado a su columna vertebral mientras viajan, es más satisfactorio que la ciudad entera en su afán por hacerse el amor ella misma cada viernes cultural. Al final de la ultima loma, observan un caudaloso y limpio Río Cauca serpentear su vaivén entre un valle que respira ahora que ha sido liberado del excremento humano. Los farallones al lado cantan imponentes con un cielo a sus espaldas rojizado, el teorema anunciando del final del día. El eufonía de los pellares se escucha intensa como dando gracias por haber limpiado el valle de tanta contaminación… voltea esta vez Max hacia el gran Sur y se da cuenta que se aproxima una gran caravana de gentes, parecen ser los sobrevivientes culturales a la explosión demografía del Valle del Cauca, sabía él que no estarían solos, sabia Max que no solo él pensaba lo mismo, sabía que esto pasaría algún día cercano, mientras que escuchaba como el mar les llamaba en el horizonte!



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